Guía de bajadas: Los Dos Piratas

Fácil uno de los mejores ceviches. Llegar no es difícil, más ahora que empezamos a ir al Sur, y qué bien caen unos pescados y mariscos antes o después de la playa. De la Panamericana Sur, a la altura del puente Alipio Ponce, doblar hacia la intersección que va para San Juan de Miraflores, pasar Metro y seguir por la avenida Vargas Machuca un par de calles y a la derecha, ahí está en la siguiente cuadra, en una gran esquina frente al mercado –si vienes desde Chorrillos, luego de la curva pasando Huaylas, ir por la avenida de la policía (av. Guardia Civil), que te lleva directo en solo unos minutos.

Los Dos Piratas nace en febrero de 1988 como un huequito en el garaje de la casa familiar; ahora, el restaurante ocupa toda la vivienda y también la de al lado. La cocina es de Javier Arévalo, que la conoce bastante bien, la fue luchando y ganándosela a pulso y con mejor sabor, con el apoyo siempre de su familia, su motor y motivo, y ahora su hijo le sigue los pasos. Javiercito es noble y bueno, por eso todos lo quieren, por eso es bendecido y agradecido. Cuando vio que fue creciendo en mesas y espacio, Javier se puso a estudiar cocina y, más motivado aún, participó en la segunda edición de Mistura y ganó el premio del Mejor Ceviche, con uno de tramboyo, que es ya un clásico en su restaurante.

Ahí encontramos todos los platos tradicionales de cevichería, bien hechos, con cariño al producto y bien servidos, como le gusta al peruano. Y no solo por el tamaño nos convence, es el sabor de una sazón achorada, con el picante de barrio en el plato y sin mucha quimba, elegante, solo lo exacto y por eso honesto. La lista es larga y la carta muy buena: arroces, risotos, tacutacus, pastas, chicharrones… siempre con pescados y mariscos bien tratados (los caracoles caen muy bien siempre en el plato). Otro tema son los ceviches: además de los de siempre y el de la pesca del día (que todo llega tempranito desde el terminal de Villa María, que de Javier es casi su segundo hogar), una verdadera exquisitez de frescura es el ‘rompecatre’ (el de la foto), que fue la sensación en el último Mistura (el stand de Los Dos Piratas compitió y ganó en cola a los chanchos al palo y a la caja china): lleva tramboyo, pulpo, caracol y lenguas de erizo que son un verdadero manjar, entre otros ingredientes.

Y como Javier no descansa –este año se lo llevaron a Colombia para dar unas clases de su maestría en la cocina–, le gusta estar probando y creando nuevas cosas, tiene un trio de croquetas de ceviche que son una verdadera bomba de satisfacción. La parihuela, el chupe y el sudado son más que poderosos, más bien deberían incluirlos en dietas de fertilidad. Ah, por supuesto, en cevichería se come todo con cuchara, para no dejar nada en el plato.