Tiene más de un siglo de existencia y es punto obligado para tomar un pisco y comer bien entre grandes amigos. De esos lugares donde la tertulia te lleva a solucionar todos los problemas del país entre una res y picando un cau cau, por ejemplo, y con pan para remojar el juguito, bastante ají y unos toques de limón.
Esta taberna es un clásico de toda la vida. Se encuentra en el tradicional distrito de Pueblo Libre, donde, de paso, se puede aprovechar para hacer un recorrido a pie por esas calles llenas de historia. Se fundó en 1880 como una típica pulpería de la época, y desde aquel tiempo congrega diferentes feligreses que caen a cualquier hora.
La carta tiene los más clásicos platos criollos: cebiche, choritos a la chalaca, escabeche, papa rellena, ravioles, cau cau, huevera, tamal, rondas criollas y marinas. Pero algo especial son los sánguches, tan buenos y grandes como el de jamón del norte o el del país, chicharrón o pejerrey arrebozado. Los desayunos en el Queirolo son otra cosa, de verdad. Para leer el periódico junto con un café o un jugo y pasar la mañana más tranquila y sosegada, para luego continuar con el día.
Atienden desde los desayunos, bien temprano, cuando el ambiente aún está entre sombras que invaden la mañana. A la hora del almuerzo la carta es selecta con platos ejecutivos. Y en la noche, la taberna es un hervidero de gente y de buena onda, perfecta para compartir, disfrutar y, sobre todo, seguir viviendo.
Calle San Martín 1090, Pueblo Libre
(a una calle de Sucre y a la vuelta de la Plaza Bolívar)
Hay estacionamiento vigilado
De lunes a sábados de 8 am a la medianoche (fines de semana un poco más) y domingos de 8.30 am a 4 pm
Pasa tarjeta
